martes, 2 de junio de 2009

Cerro Rubillas : un blanco y soleado paseo a la montaña











Domingo 31 de mayo, seis de la mañana, dos relojes despertadores sonando al unísono y de pronto, saltar de la cama y estar en pie porque comienza un gran día, el día del paseo a la montaña.

Una mañana fría y con pocos minutos para completar el armado de la mochila, preparar un rico té con especias y salir presuroso al punto acordado en donde me uniría a otros tres amigos Malayos. Un rápido viaje en automóvil hasta el lugar de reunión camino al Cajón del Maipo y gran sorpresa pues llegaron puntualmente más de 30 personas.

La espera estándar de 10 minutos (una regla indispensable), reubicación del grupo en los vehículos de doble tracción y partir en una linda caravana hacia el sector del Cabrerío en el acceso al Valle Las Arenas. Al momento del arribo a dicho lugar, cerca de las 9 de la mañana, la temperatura realmente era muy baja y la cantidad de nieve sorprendente, considerando la poca lluvia del periodo. Un maravilloso espectáculo que inauguró nuestro periodo invernal de montaña.

El frío nos obligó a ponernos todo el ropaje disponible, al punto que por segunda vez en mi vida, debí ponerme un pasamontañas de polar ya que sentía crujir mi cara y cabeza del frío que sentí. Para ese momento, el grupo ya había crecido hasta completar 35 excursionistas, una cifra contundente que habla del entusiasmo y buena onda de nuestro grupo.

Comenzamos la caminata siguiendo el camino que se interna por el mismo Cajón que conduce hacia el glaciar El Morado (otro hermoso lugar de nuestra Cordillera Central). A medida que avanzábamos por el nevado paisaje, el sol comenzó a abrigarnos y poco a poco fuimos dejando el ropaje técnico y a cubrirnos de protección solar. La verdad es que se avecinaba un día candente, ya que el sol fue implacable durante todo el día, lo que dejó huellas indesmentibles en nuestras zonas corporales más expuestas. Un lindo bronceado de montaña!!!.

Cuando encontramos el sendero de entrada al Rubillas, antes del mediodía, una sorprendente muralla de roca nos indicaba el lugar por donde se iniciaba el ascenso propiamente tal. La impresionante muralla, corresponde a una prehistórica emergencia de lo que fue alguna vez el lecho marino, una increíble muestra del pasado inscrito en millones de fósiles marinos incrustados en la pared, lo cual no fue evidente hasta que nos acercamos lo suficiente. Maravillados descubrimos que toda la ladera del cerro era un muestrario gigantesco de restos fósiles y fue inevitable que algunos decidieran cargar un pequeño presente en sus mochilas.

El ascenso se puso cada vez más dificultoso debido a que la blanda nieve ocultaba las grietas y la presencia de hielo, con lo cual al esfuerzo propio de la subida se añadió una cuota creciente de riesgo. De hecho, quienes formábamos el grupo de avanzada, debimos tomar la decisión de abortar el hacer la cumbre del cerro estando a escasos metros de la meta. El riesgo no era compatible con la seguridad del grupo y como todos hemos aprendido, la montaña siempre estará ahí esperándonos, por lo que aunque sea triste no lograr una cumbre, nos alegra el poder decidir que siempre es mejor la seguridad del grupo por sobre cualquier otra consideración. Siendo algo menos de las 14 horas, decidimos bajar hasta el portezuelo y practicar uno de nuestros más queridos ritos, el momento de la merienda gourmet malaya. La gran mayoría de nosotros no solo porta su alimento personal sino que llevamos deliciosos productos para compartir. Es la ocasión feliz de probar ricas aceitunas rellenas, galletas de todos los sabores, variados frutos secos, café colombiano, té con especias, turrón, chocolates y tantas otras delicias que hacen que cada salida de nuestro grupo sea una placentera aventura del cuerpo.

Tras el banquete malayo, comenzó el descenso con algunas caídas y muchas divertidas situaciones que finalmente constituyen nuestras historias y la fuente de anécdotas que semana a semana nos invitan a desafiar el sueño, la comodidad y abrigo de nuestras camas, por disfrutar un paisaje natural, limpio y hermoso como es la montaña.

Habiendo tanto más que comentar solo puedo cerrar con una invitación: Nos vemos en la próxima salida!!!

Mauricio Avaria , Subgerente Canales Internet y Montañista

2 comentarios:

  1. Excelente relato y fotos, Janito y Mauricio...

    Felicidades
    Daniel

    ResponderEliminar
  2. Qué buena pluma, mejores sabores de paladar y deliciosas imágenes. Gracias por ser compañeros de ruta "Malayos"!
    Abrazo,
    Paola

    ResponderEliminar